(clic en este título)
(Introvisión Holodinámica)
reunión de 2 horas coordinada
por Miguel Grinberg
VIERNES
19 a 21 HORAS
CONFIRMAR sin falta
PARTICIPACION A:
mundogrinberg@hotmail.com
contestador: 4343-3768
Fecha opcional a pedido:
Sábados
15 a 17 horas
La “realidad” excede nuestros cinco sentidos convencionales. Hay “en” nosotros y “alrededor” de nosotros una infinidad de fenómenos y procesos que no pueden ser registrados por el oído, la vista, el olfato, el gusto y el tacto.
Constituyen la dimensión “metafísica”, o sea, instancias que están más allá de lo corporal y de la verificación sensorial: implican una órbita transpersonal.
Las relaciones humanas intensas y profundas dependen del desarrollo de dones que existen naturalmente en nuestro ser, pero que requieren estímulo y refinamiento para desplegar todas sus posibilidades. Asimismo, la evolución individual no puede ser resultado de la casualidad sino que requiere un refinamiento constante de la propia existencia. Vivir es como asumir la partitura de una sinfonía. Ello nos plantea la necesidad de “afinar” sin pausa el instrumento humano que constituimos y al mismo tiempo el desafío de captar el “concierto” implícito en el mundo y en la sociedad. Para aportarle nuestro matiz singular. De ello surge el “sentido de la vida”. Es así como brota y fructifica una melodía vivencial e incomparable: el espíritu comunitario.
Despojada del impulso devocional (enfocado en algún ente “superior”) o ritual (basado en formalismos o símbolos), el acto meditativo basado en el ritmo respiratorio y permeable a sonidos específicos permite la emergencia en nuestra consciencia de un sinfín de sutilezas que no vienen acompañadas de conceptos o ideas. Se trata de la pura materia prima del acto de percibirlo todo tal como es: eterno y espontáneo. Nos libramos de lastres e interferencias paralizantes. Entramos en una zona de fluidez incondicional.
Ello requiere persistencia y sencillez. Un error usual es buscar espectacularidad en el campo espiritual, donde en verdad todo es ingobernable y liberador. Lo consideramos una “introvisión” donde la convergencia de impresiones sutiles nos permite abrirnos en función de una “común-unidad” no regida por el tiempo y el espacio: el latido universal. Una comunión sin fronteras.